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ABSUELVEN A EX COMISARIO ACUSADO DE VIOLAR A COMERCIANTE DE LA SALADA

Absolvieron a un ex subcomisario de Budge denunciado por abuso sexual

“Está ganando la codicia, la impunidad y el poder. Me hubiera gustado que lo condenen por lo que me hizo porque me arruinó la vida”, manifestó Liliana Herrera en diálogo conDiarioConurbano.com luego de conocer que absolveran del abuso sexual al ex subcomisario de la Comisaría 10ma, Eliazar Beckman. Si bien se lo consideró inocente por ese delito, se lo encontró culpable, junto al ex oficial Gerardo Ibarra, de extorsión y privación ilegal de la libertad. El monto de la pena se conocerá la semana que viene.

El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°10 del Departamento Judicial de Lomas de Zamora absolvió a Beckman por el abuso sexual que denunció Herrera en 2016. La denunciante – vendedora de la feria de Olimpo – había sido trasladada a la Comisaría N° 10 de Ingeniero Budge, partido de Lomas de Zamora, en donde le dijeron que para continuar en la feria debía abonar una coima por semana de 5 mil pesos. El hecho ocurrió el 14 de junio de 2016 y la mujer estuvo más de cuatro horas en la Comisaría privada de su libertad mientras su marido intentaba que la dejen ir.

“Estoy re disconforme con el veredicto. No sé qué argumentarán los jueces para haber desestimado el abuso sexual. Yo declaré todo lo que me pasó y me parece un desastre este manejo”, indicó Herrera, quien denunció en varias ocasiones amenazas y represalias recibidas por parte de la Policía luego de acusar a los imputados.

Aquel día cerca de las 13 horas, Liliana estaba en su puesto de la feria Olimpo y fue interceptada en la avenida Olimpo casi esquina Elizalde, Lomas Oeste por tres personas que la retuvieron en el auto hasta trasladarla a la Comisaría. Luego de privarla de su libertad a Herrera y de extorsionarla con la exigencia de una coima, se produjo el abuso sexual cuando Beckman la trasladó al altillo.

“Es un tipo que sigue teniendo poder. No se que pena recibirán porque los absolvieron de la violación que era lo más importante. Por los demás delitos los condenaran pero no se si harán firme la detención”, planteó Herrera. El Tribunal podría otorgar una pena con cumplimiento efectivo y que los imputados sean detenidos inmediatamente o por otro lado una pena en suspensión.

Herrera, quien considera que “hubo pruebas suficientes para comprobar la violación”, espera que el fiscal a cargo de la causa, Pablo Rossi, apele la resolución del Tribunal en los 20 días luego de la sentencia. Mientras la defensa de los imputados solicitó la absolución, Rossi pidió que se condene a Beckman a 9 años y a Ibarra a 4 años, debido a que no se le atribuye el abuso.

“Perdí un poco la confianza en la Justicia. Ojalá reviertan esta sentencia porque hizo con mi cuerpo lo que quiso y yo no voy a volver a ser como antes. Es terrible que un Policía con el poder que tiene, con los medios para moverse, sea absuelto de una violación”, apuntó Herrera. La víctima sostuvo que “estas situaciones de abuso siguen pasando” y falta que se juzgue a cinco personas más por el caso.

 NOTA PUBLICADA POR CLARÍN RELATANDO EL CASO

Liliana Herrera (45) todavía recuerda la fascinación que le generó conocer el detrás de escena de un desfile. Los movimientos cronometrados, los flashes de los fotógrafos y la presencia de las modelos que recorrían la pasarela. Esa experiencia, durante sus días como vendedora de ropa, hoy es solo un recuerdo. Forma parte de una vida que quedó enterrada hace más de dos años, cuando denunció a policías bonaerenses por abusarla dentro de la comisaría 10° de Ingeniero Budge, en Lomas de Zamora. Desde ese día sale poco de su casa: si ve a más de tres hombres juntos entra en pánico.

Este martes el oficial Gerardo Daniel Ibarra (32) y el subcomisario Eliazar Amaro Beckman (47), dos de los policías acusados por Liliana, serán juzgados por privación abusiva de la libertad y extorsión. Al subcomisario, quien ese momento estaba como jefe de la seccional, también le imputan el abuso sexual agravado.

Tal como contó Clarín, la víctima denunció que fue detenida el mediodía del 1° de junio de 2016 en la esquina de Elizalde y Olimpo. Allí funcionaba la feria en la que la mujer y su esposo cobraban por tareas de seguridad. “Subí al patrullero”, le habrían dicho tres hombres vestidos de civil. Luego de dar algunas vueltas, le aclararon:“Todos los sábados queremos un sobre con entre $ 3.000 y $ 5.000”. Si no cumplía, ya no podría seguir trabajando en la zona.

Liliana, en los tribunales de Lomas, durante la primera entrevista que le dio a Clarín.

Liliana, en los tribunales de Lomas, durante la primera entrevista que le dio a Clarín.

Liliana cuenta que se negó a entregar ese dinero y que por eso la llevaron hasta la comisaría 10°, ubicada debajo del viejo Puente La Noria. No es una seccional más. Con jurisdicción sobre La Salada, y a pesar de los constantes cambios de jefes, es considerada como una de las “cajas negras” más importantes de la Bonaerense. Primero la dejaron encerrada en una oficina. «Me hicieron sacar la ropa y me vaciaron la mochila», recuerda la víctima en diálogo con Clarín.

Lo peor comenzó minutos después. «El subcomisario me llamó. Me acerqué y me llevó hasta un cuartito de la terraza. Me agarró de los pelos y me puso contra la pared. Después sacó un papel en el que había varios nombres. ‘Acá está toda la gente que me paga. Vos también tenés que pagar’, me dijo», relata Liliana, madre de dos hijos de 13 y 18 años. Habla pausado. La medicación psiquiátrica que toma a diario la mantiene adormecida. Por eso Claudio, su esposo, está preocupado por la reacción que tendrá cuando esté cara a cara con los acusados.

Los maltratos siguieron. «Mientras me tenía agarrada me preguntó:‘¿Qué estás dispuesta a dar por tu libertad? ¿Cuánto vale?’ . Después me empezó a besar y a tocar. Me desabrochó el pantalón y se bajó el de él. Yo me puse a llorar y le supliqué que no me hiciera nada”, cuenta la víctima.

Liliana fue liberada cerca de las 17. En la comisaría ya estaba su esposo, quien había llegado alertado por personas que vieron el momento de la detención. «Primero me negaron que estuviera ahí», recuerda Claudio. Cuando finalmente la dejaron salir, ambos se subieron a su camioneta para regresar a su casa. Hicieron unas pocas cuadras y ella se quebró. Ese mismo día hicieron la denuncia.

Beckman e Ibarra estuvieron detenidos durante un mes. Le concedieron la excarcelación luego de que el fiscal que en ese momento estaba a cargo de la investigación desestimara la acusación por abuso al considerar que no había pruebas suficientes. Ambos fueron separados de la Bonaerense.

Dos años después, tras una nueva instrucción encabezada por el fiscal general Sebastián Scalera, los ex policías deberán explicar en el juicio oral las irregularidades detectadas en los registros de la comisaría. La acusación estará a cargo del fiscal Pablo Rossi.

Según informaron fuentes del caso a Clarín, en el libro de guardia no se asentó la presencia de Liliana. Después de que la víctima hiciera la denuncia se agregó una anotación que indicaba que por un «error involuntario» se había omitido informar que la mujer había abandonado la comisaría a las 18.

Un día después, un policía de la comisaría 10° se presentó ante la UFI N° 8 para informar sobre un hecho ocurrido el día anterior que, según explicó, también había sido omitido por error. El agente aseguró que habían intervenido en una pelea en la feria «El Olimpo», donde un grupo de puesteros había querido «linchar» a Liliana, a quien denunciaban por extorsión.

Para los investigadores, los agentes involucrados trataron de «acomodar» el relato para ocultar su verdadera intención: exigirle dinero a Liliana a cambio de permitirle seguir con su trabajoen la feria.

Beckman, además, será juzgado por el abuso. Según informaron fuentes del caso a Clarín, los peritos que entrevistaron a la víctima descartaron «indicadores de fabulación» y detectaron la presencia de un «trastorno de estrés postraumático» compatible con un caso de ataque sexual.

Liliana y su esposo esperan que el juicio les permita conseguir algo de paz. «Nos amenazaron de muerte de todas las maneras, nos tuvimos que mudar más de una vez, no podemos salir a la calle sin pensar que nos va a pasar algo. Si condenan a los acusados vamos a estar un poco más tranquilos, pero nos preocupan los otros policías que estaban ese día en la comisaría y siguen trabajando como si nada», explica Claudio.

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