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LOS MIGRANTES BOLIVIANOS QUE PADECEN LA PANDEMIA DEL CORONAVIRUS

«Trabajadores estacionales y su travesía por retornar a Bolivia de Chile«
Por: Delia Colque
La migración boliviana al igual que la de cualquier parte del mundo, se da principalmente por falta de trabajo, por problemas económicos, por la necesidad de mejorar sus condiciones de vida y la de sus familias. Pero al cruzar las fronteras, tropiezan con un montón de trabas, el haber cortado los lazos sociales, el encontrarse con una sociedad distinta a la suya, la desinformación; pero también atravesar por la discriminación, el racismo y la xenofobia.

Son empujados a tomar los trabajos más precarizados, con largas jornadas laborales, inclusive esclavizantes, pero que les da la posibilidad de vivir en el mismo lugar, aunque sean mal pagos. Pues eso les resuelva los problemas principales, que son: el trabajo y la vivienda.
Esta pandemia que se ha cobrado miles de vidas, ha obligado a que los gobiernos cierren sus fronteras y declaren la cuarentena, para prevenir mayor cantidad de infectados. La falta de planificación e improvisación por la urgencia, hizo que no se tome en cuenta a uno de los sectores más vulnerables, el de los migrantes, particularmente en este caso, el de los trabajadores estacionales de la tierra.
Primera caravana varada, 25 días de travesía

En Bolivia una vez que se dictó el cierre de fronteras, cientos de migrantes bolivianos se quedaron varados en la zona fronteriza de Pisiga (lado boliviano) – Colchane (lado chileno). Mismos que se vieron obligados a retornar, porque perdieron sus fuentes de trabajo, por lo tanto también el lugar donde vivían. La mayoría fue a trabajar en febrero, por la temporada de cosecha, pero el mismo se cortó por la cuarentena, entre mediados de marzo y fines del mismo. La única opción que vieron fue la de retornar a Bolivia.

Cuando llegaron a la frontera muchos fueron sorprendidos por el cierre de esta. Mientras que el 27 de marzo, una caravana de más de 150 bolivianos también se encontraba rumbo hacia este paso fronterizo, pero fue interceptada por la policía chilena, y fueron obligados a retornar a la localidad de Huara, e iniciar un campamento ahí.

Estuvieron 10 días exigiendo que les permitan retornar al país, con el compromiso de que cumplir con la cuarentena obligatoria, que lo expresaron en varias ocasiones a través de sus comunicados, para así poder luego retornar a sus hogares. Pero el Gobierno Boliviano tardo en tomar la decisión de armar el campamento “Tata Santiago de Pisiga”, para que los repatriados puedan realizar la cuarentena y así permitirles el ingreso, según comunico el Ministro de Defensa Fernando López.
Mientras tanto las personas que se encontraban en el campamento de Huara, ya no contaban con alimentos, ni dinero. La cantidad de personas crecía todos los días, entre ellas, familias enteras, mujeres embarazadas, niños, niñas, de la tercera edad y personas con diferentes problemas de salud y movilidad reducida.

El ejército chileno les doto carpas, cocinas, baños y alimento para unos días pero estos ya eran escasos y las malas condiciones en las que se encontraban, los obligaba a ser más insistentes con Gobierno Boliviano, para que los deje ingresar y así poder cumplir con su cuarentena. A este pedido de sumaron varias Organizaciones sociales, de Derechos Humanos tanto de Bolivia, como de otros países, logrando que la Organización Internacional para las Migraciones, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, entre otros organismos internacionales intervengan.

El 4 de abril, logran ingresar a territorio boliviano las más de 480 personas varadas en Huara. Los mismos son llevados al campamento instalado por el Gobierno en Pisiga. Cuando llegaron a este, vieron de que no se encontraba en condiciones para ser habitada, como lo expresaron a través de comunicados: “hacinados, durmiendo entre 10 a 12 personas en carpas de 3×3, soportando el frio, la falta de alimentos, de elementos de limpieza, baños…”. Según el comunicado que sacaron dos días después, también denunciaron: que fueron despojados de su Carnet de Identidad; que no les hicieron las pruebas de sangre o saliva para detectar la enfermedad del coronavirus; las constantes amenazas del personal policial, con llevarlos a la frontera en caso de reclamar, entre otras.

Ante la falta de respuesta para mejorar las condiciones del campamento, el 7 de abril decidieron hacer un acto de protesta, el mismo fue difundido masivamente, logrando que se haga caso a sus reclamos, mejorando así las condiciones del lugar.
Segundo grupo varado en paso fronterizo Colchane-Pisiga
A la vez, nuevamente la frontera se volvió a llenar de centenares de personas, que querían retornar al país. Pero la frontera se volvió a cerrar, según el gobierno, no se contaba con el espacio para que puedan realizar la cuarentena más personas de las que ya ingresaron.

Este grupo de personas no tuvo más opción que a acampar y dormir a la intemperie, con temperaturas bajo cero y sin alimentación, una de las integrantes de esta caravana contaba: “estamos aquí, si pueden vernos, estamos con los militares bolivianos, están con armas. Queremos pasar a nuestro país, porque tenemos niños, tenemos gente mayor, tenemos embarazadas que se nos han desmayado, anoche casi se nos muere un niño, queremos venir para que nuestras autoridades bolivianas nos den solución. Pero miren, nos apuntan a matar, nos amenazan con meternos presos. Dicen que nos volvamos de nuevo a donde estábamos, a Huara, en Huara no tenemos agua, no tenemos donde vivir, no tenemos comida. ¿Qué vamos a hacer? Hemos caminado desde Huara hace tres días y medio, hemos llegado de noche, casi nos hemos muerto de frio, la noche más fría que nos tocó vivir, por eso es que hoy queremos pasar a nuestro país sí o sí. Anoche una señora que está mal, que tiene una cesaría de un mes, que tiene un bebe de un mes, casi ha muerto. Queremos pasar y nos dicen que van a disparar porque tienen balas…queremos irnos a nuestro país, queremos ponernos en cuarentena como dicta la ley”.
Esta situación los obliga a manifestarse el mismo día que las personas del campamento de Pisiga, exigiendo que los dejen ingresar porque no contaban con alimentos, ni dónde pasar la noche para cubrirse del frio, ante la negativa y las amenazas, la situación se tensionó más, algunos reaccionaron tirando piedras y los militares bolivianos los reprimieron.

Ante estos acontecimientos el Director Nacional de Migración Marcel Rivas expresó: “… los tenemos identificados… estoy hablando de estos cuadros políticos del Movimiento al Socialismo… Lo que buscan es romper la cuarentena, generar disturbios, generar caos y problemas. Y eso no se los vamos a permitir, estos ciudadanos no tienen nada que ver con los otros bolivianos que ya están ubicados, están con todas las condiciones, las mejores condiciones, que hemos podido dar como gobierno en el centro de cuarentena.

Lo que ellos quieren es entrar, ya tenemos informes de inteligencia y lo que quieren es entrar y romper con la cuarentena en Pisiga…”. Dichas acusaciones fueron rechazadas por los repatriados en su comunicado que sacaron al día siguiente: “No hay infiltrados, ni nadie se escapó del campamento “Tata Santiago”, por los que se encontraban en la frontera”.

El Ministro de Defensa Fernando López, también afirmó que: “La posición es firme del Gobierno, no pueden ingresar los bolivianos a Bolivia. Se quedan, no hay otra. No es posible que arriesguemos a 11 millones de bolivianos por gente que se fue de vacaciones en época de crisis”.

Obviando de realidad de estos migrantes, que en su mayoría son trabajadores estacionales, que perdieron sus fuentes de trabajo y por lo tanto el lugar donde vivir.

Posteriormente el Alcalde del municipio de Colchane, Javier García, se acercó a la zona fronteriza, donde se encontraban estas personas, con algunos alimentos y frazadas. El 9 de abril, manifiesta su preocupación ante el desborde en el que se encuentran como municipio, ya que el número de personas había crecido a 530 y exigía que el Estado Boliviano, como el estado Chileno se hagan cargo de esta situación. También dio a conocer la denuncia realizada a Organismos internacionales por “el actuar irresponsable del Gobierno Boliviano”, para que puedan tomar cartas en el asunto y envíen veedores al lugar.

El sábado 11, llego el delegado oficial para las Migraciones de la ONU en Chile, Víctor Flores, para constatar la denuncia sobre la “tragedia Humanitaria”. Y después de un par de días el Alcalde de Iquique Mauricio Soria, dio a conocer que se habilito una infraestructura en el Liceo A7 de esa localidad, donde cumplirán una cuarentena de siete días. Lugar al cual fueron trasladados el pasado domingo 430 personas y el lunes cerca de 400 más.

El primer grupo de repatriados, que se encontraba en el campamento de Pisiga, cumplió con la cuarentena y el 17 de abril y fueron trasladados a sus respectivos departamentos, la mayoría fueron recibidos por los municipios y acercados hasta sus comunidades. En el caso de los que fueron para La Paz, El Alto y Oruro no corrieron con la misma suerte y estuvieron desde las primeras horas de la madrugada, con el frio, esperando para que puedan ser trasladados a sus domicilios. Según Mónica Quijua: “faltan todavía otras 10 personas, que tienen que llegar a otros municipios: Caranavi, Palos Blancos.”, todas estas personas fueron acogidas en domicilios de sus compañeros y compañeras del campamento, esperan que el lunes tengan la posibilidad de retornar a sus comunidades.
La Defensora del Pueblo, Nadia cruz, observo las condiciones en las que se trasladó, e incluso situaciones de maltrato a estas personas en un comunicado publicado en su página; “Lamentamos que por la falta de una mayor coordinación de las instancias encargadas del traslado, estas personas hayan enfrentado dificultades para llegar a su destino, ya que según denuncias que hemos conocido, estas personas fueron abandonadas en las terminales de buses”.

Ahora se espera el ingreso y traslado hacia el campamento Tata Santiago de Pisiga, de otro grupo de aproximadamente 450 personas de las más 800, que se encuentran realizando la cuarentena en el albergue habilitado en el municipio de Iquique.
Otro grupo de 250 personas, también se encuentra varada en el consulado boliviano de Iquique, durmiendo fuera del mismo, a la intemperie, esperando la respuesta de las autoridades bolivianas para su retorno.

Y finalmente se tiene conocimiento, que las más de 300 personas, que se encontraban varadas en la terminal de Antofagasta, fueron trasladadas a albergues gestionados por autoridades de este municipio.

Este éxodo aún tiene para largo y la cantidad de migrantes que tienen la necesidad de retornar, va creciendo día a día, el gobierno calcula que 1700 bolivianos más retornaran a Bolivia de Chile.

Fotos: Migrantes bolivianos en Chile
INFO: Bolivia Al Aire TV